LENGUA DE PUBLICACIÓN Castellano
ISBN 84-6116231.4
FECHA APARICIÓN Mayo 2007
N.º DE PÁGINAS: 108
ILUSTRACIONES Revistas EL SUPLEMENTO (1936)
45 imágenes de 1936/.36
22.5 x 20.5 cm.
COSIDO hilo vegetal. TAPAS cartulina 280 gramos. . BRILLO PLASTIFICADAS
Impresión 4 colores Con solapas
TIRADA 6.000 EJEMPLARES
TIPO DE PUBLICACIÓN NARRATIVA CRÓNICAS
P.V.P. Argentina 100 $ Europa 20 €
"En la historia de España Poeta en la Guerra" y "La muerte en Madrid 1939" son los libros que se presentaron en la Feria del Libro y ponen en primer plano la relación que tuvo el escritor con España.
La estrecha relación del poeta Raúl González Tuñón con España, especialmente con la Guerra Civil de 1936, que cubrió como corresponsal de publicaciones argentinas, es el núcleo de dos libros recientemente presentados en la Feria del Libro de Buenos Aires: "Poeta en la guerra" y "La muerte en Madrid". Jorge Boccanera. TELAM
Una carta de Octavio Paz
Me alegra que se hubiese reunido con aquel trabajo de mi juventud sobre la poesía de Raúl Gonzáles Tuñón y las formas populares del romance. Aún esta viva en mi memoria la tarde en que lo conocí, en julio de 1937, en Madrid. Me lo presentó mi compatriota Siqueiros, en las vísperas del Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura. Él ya era un consagrado y me impresionó ese hombre suave y firme, que había escrito los más encendidos poemas sobre el pueblo español. Recuerdo haberlo oído leer "La libertaria", ese poema en el cual todos los oficios de España confluyen como en un rezo. Para esa generación escribir poesía combativa era escribir a la sombra de Raúl González Tuñón, es el Rubén Darío de la poesía social y no cometo una herejía si afirmo que España en el Corazón de Neruda y España aparta de mi este cáliz, de Vallejo no hubieran podido ser sin "La Rosa blindada". Neruda lo reconoció con todas las letras y Vallejo hubiese hecho otro tanto si la muerte no lo hubiese sorprendido en París, en 1938.
Hijo y nieto de asturianos, González Tuñón recordaba las conversaciones con su abuelo materno, Manuel, obrero socialista que debió emigrar de su patria por participar en las huelgas mineras de principios del siglo XX.Raúl, huérfano de madre desde los ocho años, de la mano apretada y tierna de este trabajador, encasquetada su cabecita por una gorra que decía "Acorazado Rivadavia", pisaba los adoquines de la dársena, como por entonces se llamaba a la parte de tránsito de barcos. El abuelo le hacía soñar con esa tierra adonde podían conducirlo esas enormes naves.
El levantamiento de Asturias lo hizo pensar, y no sin razón, que podía tratarse del preludio de algo mayor. Así fue, en efecto: Francisco Franco aprovechó la ocasión y atropelló con los hombres de los cuarteles a su cargo, llevando hacia España a los soldados del tercio llenos de odioLas noticias siguieron llegando, dando cuenta de la heroicidad del pueblo. El débil gobierno de Alejandro Lerroux claudicaba ante la derecha y le cedía poder a Gil Robles. Era una difícil situación y un clima de guerra se fue extendiendo por todo el país.
"Aunque se produjeron disturbios en toda España, Madrid, Barcelona y Oviedo fueron los centros vitales del movimiento. Si Valencia y Andalucía se hubieran agregado, lo ocurrido más tarde en Barcelona no hubiera sido fatal para la Revolución.
El primer tiro sonó en
Mieres, en el corazón de la cuenca minera, entre Pajares y Oviedo. En Madrid, como deciamos aparte de algunos encuentros entre los revolucionarios y guardias en los barrios obreros de Cuatro Caminos, Vallecas y las Ventas, la táctica fue de francotiradores. En Barcelona, el movimiento se redujo a la declaración de Companys, mientras la gente pedía desesperadamente armas en las calles, proclamando la República Catalana.Pero donde el movimiento adquirió la fuerza de una verdadera revolución fue en Asturias. A Mieres siguieron Oviedo, la capital, Sama de Langreo, Turón, Pola de Lena y Pajares, en una acción tan fulminante que, a los tres días, los revolucionarios ya eran dueños de cada una de esas regiones. La lucha fue tremenda e
n las ciudades y mucho más en la cuenca minera, donde se siguió peleando durante quince días más.
El Gobierno Lerroux-Gil Robles fue sorprendido por el levantamiento. De inmediato se apeló al ejército, pero éste no respondió ampliamente y además, el Gobierno reconoció el peligro que significaba utilizar a los "quintos", soldados, todos ellos o casi todos, obreros e hijos de obreros. Presa de pánico, Alejandro Lerroux atinó a dar un paso del que deberá responder ante la historia: llamó a España a los extranjeros del Tercio de Marruecos y a los Regulares, soldados marroquíes. Pero no hubieran llegado a tiempo. Por eso puede decirse que, a no mediar la actitud de Barcelona, la Revolución
hubiera triunfado rápidamente. Cuál fue la actitud de Barcelona? Companys, al declarar la República Catalana, fuera de los estados españoles, error que ya habrá reconocido, puesto que ahora marcha de acuerdo con el Frente Popular, la aisló y desmoralizó de paso a los hombres de otras provincias, que veían un peligro lógico en esa actitud separatista. El Gobierno de Madrid aprovechó para lanzarse a una intensa pr
opaganda por radio, incitando a los españoles a no dejar que arrebataran una provincia a España. Mientras tanto, Companys incurría en otro error: cuando se acercaban las tropas del general Goded, el pueblo de Barcelona reclamaba armas ante el palacio de la
Generalitat. Companys vaciló. ¿Temía que ese pueblo armado llevara las cosas más allá, realizando una revolución de tipo comunista? Lo cierto es que y aun bajo el fuego de los cañones de Goded, Companys se negó a armar al pueblo. El pueblo se defendió como pudo y ciertamente de manera heroica. Poco después, Companys y los suyos capitulaban con Goded y entregaban Cataluña al Gobierno Central. " (Pag.28)
Pilar Iglesias Nicolás